lunes, 21 de noviembre de 2016

Nietos de la Zwi Migdal, Amos del campo y la ciudad

El abuelo de los Elsz­tain, un inmigrante que llegó a Argentina desde Polonia a principios del siglo XX


La empresa argentina Cresud es propietaria de 800.000 hectáreas de cultivo en cuatro Estados sudamericanos


Estancia Los Pozos, una explotación de Cresud ubicada en la provincia argentina de Salta.

Estancia Los Pozos, una explotación de Cresud ubicada en la provincia argentina de Salta


En Argentina, como en muchos otros países, las tierras productivas suelen considerarse un patrimonio familiar casi sagrado que debe ser legado a las futuras generaciones. En 1994, la empresa Cresud decidió romper con ese concepto tan extendido para dedicarse a la compra de campos a gran escala, sobre todo en zonas marginales, con el fin de volverlos altamente productivos y, algunos años más tarde, venderlos en extensiones de menor tamaño. Esa compañía, que entonces acababa de cambiar de dueños y contaba con 20.000 hectáreas, hoy es propietaria de unas 800.000 repartidas entre Argentina, Brasil, Paraguay y Bolivia. Se ha convertido en el mayor grupo de desarrollo rural de Sudamérica.
 “Lo que nos proponemos es incorporar tierras al mundo para producir los alimentos que necesita”, afirma Alejandro Elsztain, gerente general de Cresud, en las oficinas corporativas que la empresa tiene en el centro de Buenos Aires. La compañía que dirige este ingeniero agrónomo de 50 años cotiza en el Nasdaq desde 1997 y, en los últimos 15 años, se ha convertido en un gran consorcio con intereses en sectores tan variados como el hotelero, inmobiliario, centros comerciales y banca. Esa transformación fue resultado de una integración del grupo que comenzó a cimentar hace unos 30 años el hermano mayor de Alejandro: Eduardo Elsztain, presidente y accionista mayoritario (35%) de Cresud, a través de la firma Ifisa. Esta última sociedad, radicada en Uruguay, también tiene el 81% de las acciones de Austral Gold, dueña de minas de plata y oro en Argentina y Chile.
La torre porteña que acoge las oficinas de Cresud, situada a 600 metros de la plaza de Mayo, es una de las numerosas propiedades de Irsa, una subsidiaria de Cresud que es dueña del mayor portafolio inmobiliario de Argentina. Sus activos incluyen la gran mayoría de los centros comerciales de Buenos Aires, participaciones del 50% en hoteles de lujo como el emblemático Llao Llao de San Carlos de Bariloche o el Lipstick Building, una torre de 34 pisos ubicada en el centro de Manhattan. A ello se suma un 30% de las acciones del Banco Hipotecario, uno de los grandes de Argentina, del que Irsa tiene el control político. Con esa empresa de propiedades urbanas comenzó, a principios de los años noventa, el extraordinario crecimiento empresarial de Eduardo Elsztain. La última gran apuesta del grupo fue la compra de IDB Development Corporation, uno de los mayores grupos económicos de Israel, del que Irsa obtuvo el control en octubre de 2015. Dueño de una de las mayores fortunas de Argentina, el presidente de Cresud es miembro del World Economic Forum y se integra en la junta directiva del Congreso Judío Mundial.
Sus activos incluyen la gran mayoría de los centros comerciales de Buenos Aires y una torre de 34 pisos ubicada en el centro de Manhattan
“Mi hermano fue un visionario que ya en 1994 se fijó en Asia, decía que la mejora de su PIB per cápita iba a significar, en primer lugar, un cambio en la alimentación, eso que hoy sabe todo el mundo”, afirma el gerente de Cresud. El gran crecimiento del negocio agropecuario se explica, según Elsz­tain, tanto por haberse anticipado a ese fenómeno que elevó los precios de los granos que exporta América Latina como por el buen uso de los mercados de capitales que el grupo ha hecho desde sus inicios. “Fuimos la primera empresa agropecuaria en cotizar en la Bolsa de Buenos Aires y en EE UU; y también fuimos pioneros en el parqué de São Paulo con nuestra empresa Brasilagro, que también cotiza en Nueva York”, afirma Elsztain.
Ser una empresa de capital abierto les ha dado el respaldo financiero necesario para adquirir enormes extensiones de tierras, que, a su vez, requieren grandes inversiones para ser productivas. Ya sea en la provincia de Salta, en el norte argentino; o en los Estados de Piauí y Bahía, del noreste brasileño, Cresud ha desarrollado cientos de miles de hectáreas en zonas que hasta entonces no eran muy productivas y hoy se dedican a ganadería, agricultura (granos y caña de azúcar) y explotaciones lecheras.

Orígenes inmobiliarios

La historia del grupo puede remontarse a una importante empresa inmobiliaria que creó en Buenos Aires el abuelo de los Elsz­tain, un inmigrante que llegó a Argentina desde Polonia a principios del siglo XX. Aunque ese negocio se derrumbó en la década de los ochenta, en los turbulentos años de la hiperinflación de Argentina, el nombre de la familia seguía siendo conocido en el sector, algo que sirvió a las iniciativas del actual presidente de Cresud. Pero no solo con prestigio se levanta una compañía de más de 30.000 empleados. A principios de los noventa, un espaldarazo importante vino del magnate húngaro estadounidense George Soros (nacido como Schwartz György), a quien Eduardo Elsztain convenció de invertir en el país sudamericano.
“Un año en el que mi hermano decidió pasar un tiempo en Estados Unidos, consiguió una reunión con Soros y lo convenció para invertir en el mercado de capitales de Argentina. Soros le preguntó cuánta plata quería y empezaron con 10 millones de dólares”, resume el gerente de Cresud. Los nuevos socios comenzaron a invertir en la Bolsa y, tras obtener “ganancias espectaculares”, se volcaron primero en el negocio inmobiliario y, pocos años después, en el agropecuario. La sociedad con Soros duró poco más de una década. Comenzó a disolverse cuando los mercados ya preveían el colapso de la economía argentina, que se produjo en 2001. “Soros le proponía a mi hermano vender, pero nosotros le compramos su parte porque no queríamos retirarnos de Argentina”, explica Elsztain. La década siguiente, marcada por los altos precios internacionales de la soja y un auge del consumo y la construcción en Argentina, dieron el impulso definitivo a Cresud.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Mauricio y Donald

“Los amigos Mauricio Trump y Donald Macri”





Ramón Puerta, hoy embajador argentino en España, le abrió a Mauricio Macri su estancia, sus consejos políticos y la obra pública en Misiones. Mauricio puso a Puerta y la provincia en contacto con el magnate Donald Trump, quien se hizo cargo del Casino, el primero privatizado del país. Amigos en común, negocios inmobiliarios y vínculos con la Cosa Nostra norteamericana, unen a Mauricio y Franco Macri con Donald Trump.

Por Norberto Alayón






Según el testimonio de Gabriela Cerruti (en su libro “El Pibe” del 2010) “Mauricio Macri y el misionero Ramón Puerta (actual embajador argentino en España) se conocieron en la Universidad Católica de finales de los setenta, cuando buscaban su título de ingeniero. Tenían la misma edad y la misma pasión por las niñas jovencitas. Desde entonces se hicieron buenos amigos y solían compartir desde viajes por el mundo a negocios fabulosos en la provincia de la que Puerta fue tres veces gobernador.
Puerta fue bautizado por Carlos Menem como “el alumno más aplicado del modelo” y tuvo el récord de haber privatizado el Banco de la Provincia de Misiones, que su abuelo había fundado.
Ramón Puerta se dedicaba a disfrutar los placeres de la vida en sus plantaciones cuando Mauricio Macri ya visitaba Misiones con su padre para ver avanzar las obras de la represa Yacyretá. La construcción de la represa fue decidida por el gobierno peronista en 1973, pero su licitación se entregó en plena dictadura militar a un consorcio integrado, entre otros, por IMPRESIT-SIDECO.
Yacyretá fue terminada recién en 1998 y acumuló causas judiciales y comisiones investigadoras por los precios exorbitantes que terminaron pagándose por sus obras; la utilización ilegal de mecanismos de reembolso, como los de la promoción industrial, que fueron adjudicados a los consorcios extranjeros mediante falsa documentación, y las denuncias de ambientalistas y hasta el Banco Mundial por la afectación a la zona, a los ríos, las Cataratas del Iguazú y el desplazamiento de más de cuatro mil familias que vivían en la zona.
Los sobreprecios por Yacyretá y las maniobras de dilación fueron tan exorbitantes, que tuvo la rara paradoja de ser nombrada por el presidente Carlos Menem (que sí poseía buen conocimiento de estos temas) como “el monumento a la corrupción”.

Mauricio Macri llegó a cambiar su domicilio y fijarlo en Misiones para poder acceder tanto a votar a su amigo, como a participar de todas las contrataciones del Estado que exigían residencia en la provincia.
En algunos años, las empresas de Mauricio Macri se hicieron cargo de la construcción del puente Posadas-Encarnación; la fábrica de Celulosa Puerto Piray (que quedó a medio construir y fue adquirida así por el Citibank); el asfaltado de la ruta 12 que accede a Cataratas del Iguazú; la pavimentación de la ruta 103; y el asfaltado de la pista del Aeropuerto de Apóstoles.

El gran negocio para SIDECO fue la construcción de la represa Urugua-í, que no sólo copió el modelo de generación eléctrica de Yacyretá sino también el esquema de pagos y reembolsos. La obra presupuestada en 80 millones de dólares costó finalmente 300 millones y terminó en una causa por defraudación y estafa contra el gerente del emprendimiento, Néstor Grindetti, quien iba a ser luego ministro de Hacienda de Mauricio Macri en la ciudad de Buenos Aires. (Grindetti es actualmente el intendente de Lanús en la provincia de Buenos Aires y titular de cuentas offshore no declaradas, en los “paraísos fiscales” de Panamá).

Mauricio logró hacerse acreedor del contrato para construir la costanera de Posadas, un paseo con vista al nuevo espejo de agua de la ciudad, que formaba parte del plan de obras post-Yacyretá. La costanera se convirtió en un lugar de paseo obligado de los misioneros y en un chiste ineludible: “Cada metro de la costanera cuesta más que un metro de subterráneo en París”.

Si Gregorio Chodos ofició de padrino y protector en su vida privada y empresaria, y Nicolás Caputo de amigo todo terreno en las buenas y en las malas, fue sin duda Ramón Puerta el gran jefe, compinche, consejero, de Mauricio Macri en su carrera política. Tanto fue así que Macri pensó seriamente en iniciar su carrera política como candidato a diputado nacional por Misiones en el año 1999, acompañando la lista que llevaba a Ramón Puerta de candidato a senador.
Si Puerta le abrió a Mauricio Macri su estancia, sus consejos políticos y la obra pública en Misiones, Mauricio le llevó a la provincia un contacto inestimable: el magnate Donald Trump se hizo cargo del Casino, el primero privatizado del país. Trump se asoció para esto a Miguel Egea, ese oscuro personaje del menemismo relacionado con ex represores de la Escuela de Mecánica de la Armada.”

Rodrigo Lloret, en el diario Perfil, menciona que “los empresarios Trump y Mauricio, devenidos en políticos, se conocieron cuando el argentino tenía 24 años y el norteamericano 40. “Es una larga historia, de hace mucho tiempo. Fue cuando tuve que cerrar un negocio familiar en Nueva York”, le dijo Macri a la cadena estadounidense CBS, cuando le preguntaron por sus vínculos comerciales con el republicano. En esa entrevista, transmitida para los Estados Unidos, Macri reconoció que las gestiones que tuvo que realizar con Trump representaron su debut en los emprendimientos internacionales.

La historia fue revelada en Estados Unidos en la biografía del magnate neoyorkino, titulada Trump: The Deals and the Downfall (Trump: los negocios y la caída), escrita por el periodista Wayne Barret, que realizó investigaciones para Newsweek y también fue docente de periodismo en la Universidad de Columbia.

Desde 1979 hasta 1984, el Grupo Macri quiso construir conjuntamente con el Grupo Trump un edificio de 150 pisos en Nueva York, sobre una propiedad que Franco Macri había comprado en el lado oeste de Manhattan. El Proyecto Lincoln West no prosperó, pero generó una muy buena relación entre los empresarios y, con el tiempo, Trump empezó a visitar a sus amigos argentinos para alojarse en la quinta Los Abrojos - el refugio que Macri tiene en el partido bonaerense de Malvinas Argentinas -, o en la mansión que la familia del ex presidente de Boca tiene en Punta del Este




“Me encanta Buenos Aires, es una hermosa ciudad. Conozco grandes hombres de negocios en la región, como Macri. Es un buen tipo”, confesó Trump en 2012 al diario La Nación, cuando anunció una inversión de 100 de millones de dólares en la Trump Tower, construida, precisamente, en Punta del Este. “Conozco a los dos (Macri), al padre y al hijo, que ahora es jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Me caen bien y creo que son una gran familia.”

El 31/7/15 , Laura Cortés escribió en InfoBaires 24 “el periodista norteamericano Joe Goldman, quien vive hace varios años en el país y se desempeña como corresponsal y productor de ABC News, se refirió a la biografía no autorizada del magnate ultraderechista Donald Trump, escrita por su amigo personal, Wayne Barrett. Allí, Barrett revela los estrechos vínculos de Trump con la familia Macri; tanto con Franco como con el ahora presidente, Mauricio.

“El grupo Macri intentó hacer negocios construyendo un edificio de 150 pisos en Nueva York sobre una propiedad que Franco había comprado en el lado oeste de Manhattan”, contó Goldman.

Efectivamente, a principios de los ’80, la familia Macri, enriquecida durante la dictadura cívico-militar que se encargó de estatizar su deuda, decidió globalizar su negocio comprando propiedades en la ciudad de Nueva York. “Macri Group” adquirió el 65% de Lincoln West, el predio más importante y caro de toda la isla de Manhattan.

El empresario estadounidense había sido su dueño hasta 1979, cuando se desencadenaron una serie de protestas vecinales y quejas de urbanistas por la insólita idea de erigir un edificio de semejante tamaño. Por eso, Trump utilizó a los Macri como fachada, mientras él tramitaba los cambios de ordenanzas, leyes de vivienda, medio ambiente y demás, que estaban frenando su millonario negocio.

El pequeño hijo del empresario Macri, de por entonces 21 años de edad, se involucró personalmente en el proyecto faraónico que desarrollaron las empresas de manera conjunta. Por esa razón, cuando Trump vino a la Argentina, en 1984, “Mauricio Macri fue el encargado de hacer el tour para él, incluyendo un asado en el campo y golf con Donald Trump y su esposa Ivanna”, precisó Goldman.

En definitiva, ese fue el debut de Macri hijo en los negocios familiares. El periodista norteamericano agregó, además, que Trump “no es muy bien visto en los Estados Unidos por sus vínculos con gángsters y con la mafia de Nueva York y Atlantic City”. Pero si hay algo que tienen en común los dos candidatos a presidente, es su claro tinte xenófobo, su impronta conservadora y neoliberal y su larga lista de turbias amistades.”



Juan Cruz Sanz, en Infobae del 27/9/16, hace referencia al libro de Franco Macri del 2013 (“Charlas con mis nietos”), en donde se puede leer: “Estábamos con Mauricio en Nueva York en medio de difíciles negociaciones con Donald Trump por Lincoln West, un proyecto inmobiliario que pretendimos realizar y que terminamos vendiendo a Trump por 95 millones de dólares en diciembre de 1984.”



El 25/9/16, en la publicación “Nuestras Voces”, Gabriela Cerruti escribe una nota titulada “Buenos Muchachos”, donde expresa que “Mauricio Macri y Donald Trump prefieren no recordar sus años juveniles en Nueva York, cuando compartieron negocios, relaciones con la Cosa Nostra y megaproyectos inmobiliarios. Los vínculos de Trump con la mafia se colaron en la campaña electoral, y Macri conoce bien el tema. Alguna vez recibió de manos del hoy candidato republicano un cheque por ciento cincuenta millones de dólares.




El secreto mejor guardado entre Donald Trump, Mauricio y Franco Macri es qué sucedió en aquella suite del Sherry Netherlands Hotel en la que sellaron un acuerdo de negocios y silencio. Mauricio se quedó con un cheque de 150 millones de dólares y la amistad perpetua del magnate de la televisión norteamericana. Trump, con un negocio inmobiliario en West Manhattan y la promesa de inversiones en la Argentina.

“Me acuerdo lo que me impactó ese cheque”, recuerda el ahora Presidente argentino. “Me acuerdo que cuando vi esa cantidad de ceros pensé: nunca más voy a ver un cheque así en mi vida”. Fue el primer gran negocio de la Familia que quedó en manos de Mauricio y el intento de los Macri por hacer pie en la intrincada Manhattan de los años ochenta. Pero Nueva York, y en particular el negocio inmobiliario, el de la recolección de residuos y el de los juegos de azar, estaba dominado en ese momento por las cinco familias de La Cosa Nostra. De la mano del alcalde Edward “Ed” Koch, Trump llevaba adelante en ese momento proyectos inmobiliarios y se quedaba con los principales casinos de la ciudad.

Fue Koch, precisamente, uno de los nexos entre Macri y Trump. Alentado por los millonarios negocios que hacía en la Argentina durante la dictadura militar y con muchos dólares para sacar del país, los Macri llegaron a Nueva York para asociarse con Waste Managment Inc y formar Manliba, la empresa de recolección de residuos con la que se privatizó por primera vez ese servicio en la ciudad de Buenos Aires durante la intendencia militar del brigadier Orlando Cacciatore.

Waste Managament Inc y SIDECO también incursionaron como sociedad en el negocio en Brasil, quedándose con ENTERPA AMBIENTIAL SA de Brasil durante el mismo período en que FLEG TRADING ponía los 9,3 millones de dólares para adquirir la parte de SOCMA AMERICANA en OWNERS. Waste Managment Inc. fue investigada por sus vínculos con las cinco familias de La Cosa Nostra, principalmente los Genovese, y treinta y dos de sus principales directivos terminaron en prisión.

El encargado de abrir las puertas a los Macri en ese mundo ítalo neoyorkino fue Giorgio Nocella, un amigo que llegó de la mano del Avvocato Giovanni Agnelli, uno de los hombres más poderosos de Italia en los años ochenta. Agnelli, Capo de la Fiat, presentó a Nocella y Macri, y desde entonces pasaron a formar una Familia en la que compartían cumpleaños, negocios y sociedades offshore. Varias de esas sociedades son las que han aparecido recientemente en los Panamá Papers y los Bahamas Leaks que han publicado diarios de todo el mundo.



Nocella llevó a Sideco y los Macri a Venezuela, para incursionar en el negocio del petróleo y las autopistas, y allí conocieron a Diego Arría, intendente entonces de Caracas y hoy ferviente opositor al gobierno de Hugo Chávez, y a Abraham Hirschfeld, un sofisticado personaje centro de relaciones políticas, empresariales y mafiosas en los Estados Unidos. Ese grupo de negocios es el que desembarcó en Nueva York para intentar el sueño americano aliados con Donald Trump.

Alentados por haberse quedado con el negocio de la basura, Franco envió a Mauricio Macri a instalarse en los Estados Unidos para llevar adelante su proyecto inmobiliario. Se trataba de un complejo de torres en Penn Station, una vieja playa de maniobras de ferrocarriles en la zona Noroeste de Manhattan. Las tierras habían sido adquiridas por Trump y Hirschfeld en un principio, pero era necesaria una ardua negociación con la política local para conseguir la rezonificación del lugar y el crédito para financiarlo.

Trump le vendió entonces su parte a los Macri que se asociaron con Hirschfeld, conocido como “el señor garaje” porque había adquirido todos los terrenos fiscales y baldíos de Nueva York para convertirlos en playas de estacionamiento. En el final de la década del 90, Hirschfeld terminó finalmente en prisión, condenado por haber contratado un sicario para asesinar a un socio, y desde allí mandó matar también a la jueza que seguía su causa. Un poco después, fue el primero en proponer a Donald Trump como candidato a presidente.
Macri llevó como asesor para el emprendimiento a José Alfredo Martínez de Hoz. Debían armar una ingeniería financiera que permitiera obtener un préstamo del Chase Manhattan. Al mismo tiempo, trataban de convencer a la opinión pública progresista de la ciudad para que no se opusiera a la construcción de torres y para despegarse de la imagen del grupo argentino cercano a los militares que se había instalado en la prensa del lugar como el Village Voice, que publicaba permanentemente artículos en contra de la incursión macrista.

Un personaje inesperado se sumó al grupo: de la mano de José López Rega y su vínculo con Licio Gelli, el ex secretario de Vivienda de Isabel Perón, Juan Carlos Basile, comenzó a oficiar de nexo con los sindicatos de la construcción y las Familias. “Mauricio me llamó a Buenos Aires, nos encontramos en el edifico Catalinas y le dije: ustedes creen que porque conocen las Familias italianas tienen todo cerrado. Pero Nueva York es distinto, son cinco grupos y tienen repartidos los negocios”.
Con la ayuda del alcalde Koch y muchos millones distribuidos en prensa, propaganda, sindicatos y concejales, el proyecto finalmente fue aprobado. Pero el Chase Manhattan, que tenía que otorgar el crédito para la financiación, exigió que se sumara un “emprendedor reconocido” y allí volvió Trump a escena. Fueron meses de negociaciones en los que Mauricio terminó haciéndose íntimo amigo.



“Yo creo que me ayudó en esa negociación la audacia de mis veintipico. Trump era loco, caprichoso, y yo llegaba tarde a las reuniones, se las cambiaba de horario. No, Donald, salgamos con chicas esta noche y mañana reunámonos a la tarde…”, cuenta Mauricio. Trump vino varias veces a Buenos Aires, donde se alojaba en la quinta Los Abrojos de los Macri en Malvinas Argentinas, y en Terrazas de Manantiales. También recorrió Misiones, donde años más tarde lograría de la mano del actual embajador en España, Ramón Puerta, quedarse con la privatización del primer Casino privado de la Argentina.

En algún momento, la negociación fracasó. Trump no se sumó al proyecto sino que volvió a comprar la parte de Macri con ese cheque en esa reunión. Franco siempre creyó que había un acuerdo entre Mauricio y Trump para que ellos llevaran adelante todo el trabajo y la inversión para conseguir la aprobación del proyecto y la rezonificación y devolvérselo al ahora candidato republicano.

Junto a la publicación de The Washington Post también un libro en Buenos Aires vuelve sobre la oscura relación de Trump con Mauricio Macri. A veinte años de su secuestro, Natasha Niebieskikwiat sostiene que Franco Macri estaba convencido que era una venganza de Trump. Tanto que así se lo dijo al entonces embajador de Estados Unidos en la Argentina, Terence Todman, que le sugirió que contratara a un investigador ligado a la CIA, Mike Akerman. El ex “topo” de la Central de inteligencia americana es desde entonces el hombre encargado del espionaje y la seguridad de Socma, y estuvo implicado en la causa de las escuchas ilegales cuando Mauricio Macri era jefe de gobierno.”

Gabriela Cerruti, Rodrigo Lloret, Laura Cortés y Juan Cruz Sanz dan cuenta inequívoca acerca de los estrechos vínculos entre estos oscuros personajes, empresarios millonarios, norteamericano uno y argentino el otro, volcados a la política, asumiendo proyectos marcadamente anti-populares.

Buenos Aires, 27 de octubre de 2016


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-Norberto Alayón-

Es un trabajador social argentino. Nació en Buenos Aires (Parque Patricios) el 31 de marzo de 1945.
Profesor Titular Regular de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, Argentina. Vicedecano de dicha Facultad en el período 1998-2002.
Autor de varios libros sobre Trabajo Social y sobre Derechos de la Infancia. Su principal texto es "Asistencia y Asistencialismo - ¿Pobres controlados o erradicación de la pobreza?" (Editorial Lumen-Hvmanitas), traducido también al portugués (Editorial Cortez, Sao Paulo).
Fue Profesor Titular de la UNNE (Universidad Nacional del Nordeste), de la UNAM (Universidad Nacional de Misiones), y de la UNCPBA (Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires). Coordinador Académico del CELATS (Centro Latinoamericano de Trabajo Social), organismo académico de ALAETS (Asociación Latinoamericana de Escuelas de Trabajo Social), con sede en Lima (Perú), desde 1979 a 1982.
Fundador y Director del Centro de Estudios e Investigación en Trabajo Social-CEITS (1987-1997). Además de la docencia, su ejercicio profesional se desarrolló en los ámbitos de promoción comunitaria, vivienda, municipalidad, hospital psiquiátrico y tribunal de menores. Conferencista nacional e internacional en numerosos Congresos profesionales.

En 1975 fue candidato a gobernador de la Provincia de Misiones (Argentina), por el Frente de Izquierda Popular (FIP).

sábado, 22 de octubre de 2016

Mafia Judía: Gobierno, corrupción, shopping y socios de Ferro e...

Mafia Judía: Gobierno, corrupción, shopping y socios de Ferro e...: La historia oculta del predio que Ferro le vendió a IRSA para hacer un shopping El grupo dueño del Alto Palermo, el Patio Bullric...

Gobierno, corrupción, shopping y socios de Ferro estafados

La historia oculta del predio que Ferro le vendió a IRSA para hacer un shopping


El grupo dueño del Alto Palermo, el Patio Bullrich, el Paseo Alcorta y el Shopping DOT quiere construir un centro comercial de 35.000 metros cuadrados en Caballito. Hay resistencia de vecinos y la Coalición Cívica presentó hoy un proyecto para expropiar el predio.
La historia oculta del predio que Ferro le vendió a IRSA para hacer un shopping

En cualquier momento, cuando el PRO consiga los 3 votos que le faltan para llegar a los 31 que necesita, Eduardo Elsztain espera ver por fin convertido en realidad uno de sus sueños: la habilitación de la Legislatura porteña para construir el ShoppingCaballito a orillas del Club Ferro Carril Oeste.
El dueño de IRSA tiene 15 shoppings en todo el país y cuenta en Buenos Aires con el Alto Palermo, Patio Bullrich, Buenos Aires Design, Paseo Alcorta, DOT Shopping Baires Saavedra y el Distrito Arcos. Pero desde 2008 soporta la frustración que le provoca la falta de autorización para avanzar con su proyecto en Caballito.


Hace un mes, el gobierno porteño envió a la Legislatura por quinta vez una iniciativa para rezonificar los terrenos que IRSA compró hace casi 20 años.
La iniciativa fue tratada hoy por las comisiones de Planeamiento Urbano y Hacienda de la Legislatura y fue impugnada por la diputada de la Coalición Cívica Paula Olivetto, que presentó un proyecto alternativo para expropiar los terrenos y hacer un parque público.







Fuerte respaldo legislativo al proyecto de parque. Hasta ahora ningun legislador se pronuncio a favor del shopping

La desarrolladora inmobiliaria ya hizo el intento en 2011, 2012 y 2014 pero fracasó pese al acuerdo del PRO y el Frente para la Victoria que –en esos años- votó por lo menos dos paquetes de leyes que comprendían negocios inmobiliarios.
IRSA es dueña de un predio de 23.791 metros cuadrados que AltoPalermo adquirió en noviembre de 1997En su página oficial, dice que el terreno podría ser destinado a la construcción de un centro comercial de 30.000 m2: un hipermercado, un complejo de salas de cine y áreas de recreación y entretenimiento. Y aclara que el proyecto tiene la anuencia del Poder Ejecutivo.

El shopping de IRSA que respalda el jefe de gobierno Horacio RodríguezLarreta choca con la resistencia histórica de vecinos de Caballito e incluso de la mitad de los diputados porteños, incluidos algunos de la alianza Cambiemos.
“Es cierto que los terrenos son de IRSA y pueden construir pero no es menos cierto que no hay estudio de impacto ambiental y que el shoppingrepercutiría de manera negativa en los comercios de la zona, en la circulación vehicular hoy colapsada, en el nivel de ruidos molestos, colapsaría los servicios públicos existentes, generaría un deterioro irreparable en la calidad del suelo. Los vecinos quieren espacios verdes”, le dijo a BigBang la legisladora Olivetto.
Los legisladores de la Coalición Cívica tienen además una orden escrita de Elisa Carrió que trasciende la discusión por el shopping: consiste en no votar nada de lo que tenga que ver con Elsztain.

UNA OPERACIÓN CUESTIONADA

Además del rechazo social, el proyecto carga con una historia conflictiva en la que abundan las irregularidadesElsztain los compró a través de Alto Palermo. Pero las organizaciones que se oponen al shoppingdenuncian que Alto Palermo obtuvo las tierras de manera ilegal a través de una empresa off shoreDUNSIDE S.A. con sede en Uruguay, que se esfumó luego de la operación.
La parte de adelante del predio que da sobre avenida Avellaneda fue vendida en 1997. La primera irregularidad la cometió el Club Ferro Carril Oeste, que era el dueño de los terrenos, durante la gestión de Marcelo Corso.
Ferro le había comprado esas tierras al entonces ONABE –que administraba los bienes ferroviarios- y los había pagado en cuotas con el apoyo de los socios del club que cumplieron durante años con un bono que se llamaba cuota-tierra.


En los registros de Ferro consta que el club terminó de pagar las cuotas pero nunca llegó a escriturar esos terrenos. En la entidad que hoy conduce Daniel Pandolfi afirman que IRSA adquirió el boleto de compra-venta que tenía con el ONABE y llegó además a un acuerdo con el ONABE–hoy Agencia de Administración de Bienes del Estado- y le compró la parte de atrás.
Sostienen que los terrenos habían sido vendidos por el ente estatal con un fin específico: el de realizar allí actividades deportivas. Corso, el presidente de Ferro entre 1996 y 1999, fue expulsado del club por ese tema. No sólo por haber cedido los terrenos de manera irregular sino porque además no se sabe qué pasó con los fondos. Fue irregular la venta y fue irregular el manejo de los fondos.
Hubo socios que impugnaron la operación ante la Justicia y pidieron la restitución de los terrenos a Ferro. Pero sus planteos fueron rechazados porque Ferro cobró por la operación. El conflicto debería ser, en todo caso, entre IRSA y el Estado argentino porque el destino de los terrenos era otro.
Fue Fernando De la Rúa como jefe de Gobierno en 1997 el que presentó por primera vez el proyecto que ahora presenta Horacio Rodríguez Larreta. El objetivo era el mismo de ahora: rezonificar los terrenos.
Hoy las opiniones de los vecinos del barrio están divididas. Desde IRSAaseguran que la mayoría apoya y creen que esta vez conseguirán los votos que necesita para levantar el Shopping en la avenida Avellaneda, entre Fragata Sarmiento y Olegario Andrade.






Sin embargo, persiste la resistencia de organizaciones de vecinos que los Ejecutivos de IRSA aborrecen: SOS Caballito, El Encuentro en Defensa del Espacio Público y otras que impulsan una ley alternativa para destinar esas tierras a espacios verdes.

A las 16 vecinos de  expresarán rechazo al proyecto Shopping IRSA en Avellaneda y N.Oroño. En @LegisCABA
El denominado Proyecto Participativo Parque Caballito abarca 17,4 manzanas, de las cuales en 2,4 ha se pretende construir  el shopping. Los vecinos se vienen reuniendo en plazas y parques para advertir que el Grupo Elsztain quiere construir “Irsalandia”.
Martin Iommi, un ex comunero que hoy forma parte del rechazo al proyecto que respalda el PRO le aseguró a BigBang que el Grupo quiere aprobar una ley de normas especiales para poder edificar el Shoppingmás grande de Argentina (38 metros de altura -14 pisos y 240 metros de largo de largo por 20 metros de profundidad, superficie 125.000 m2).
Los voceros de la empresa niegan todo. Dicen que es mentira que elshopping que se proyecta sea el más grande de la Argentina, que es falso que sea el más grande de la cadena y que de ninguna manera va a tener 15 pisos. Afirman que tendrá una superficie similar a la del ShoppingDOT de Saavedra y menor a la del Abasto.






El proyecto incluye construir 2 mil estacionamientos en dos subsuelos de cocheras, abrir entre 170 y 190 locales e invertir un millón de dólares para abrir la calle Boyacá.
En busca de garantizar la aprobación social, el Grupo asegura que destinará una parte de la tierra para abrir un parque público y que se está negociando para construir además una sala de primeros auxilios CESAC y un jardín de infantes.
“Podríamos hacer 140 mil metros cuadrados de torres de departamentos, torres de hasta 30 pisos. Y elegimos hacer un shopping que no va a llegar a 35 o 40 mil metros cuadrados cubiertos, que es la tercera parte de esa superficie, y que va a construir un parque público enorme donde hoy no hay nada, hay ratas, y containers y pasto crecido”, afirman desde la empresa.
Podríamos hacer 140 mil metros cuadrados de torres de departamentos, torres de hasta 30 pisos. Y elegimos hacer un shopping que no va a llegar a 35 o 40 mil metros cuadrados cubiertos, que es la tercera parte de esa superficie.


“Hay una extorsión del gobierno sobre los vecinos que consiste en dejar el predio librado al abandono. El mensaje del gobierno es ‘o el baldío o el shopping’. Pero la opción que no mencionan es la del parque público que es la que quiere el barrio”, sostiene Marcelo Ramal.
“Hay una extorsión del gobierno sobre los vecinos que consiste en dejar el predio librado al abandono. El mensaje del gobierno es ‘o el baldío o el shopping’.


El legislador del Frente de Izquierda asegura que “existe una escalada general del capital inmobiliario sobre la ciudad de Buenos Aires", que ya tuvo antecedentes con el Tiro Federal y las 36 hectáreas en la zona del Parque de la Ciudad. Y afirma que "probablemente esté entre las condiciones que el Grupo IRSA le ha fijado a Rodríguez Larreta para sostener su gobierno, incluso en una zona saturada de torres y de shoppings”.


Ramal es uno de los que cuestiona la operación de compra que IRSA selló con Ferro, por la sociedad off shore de Alto Palermo y por el destino que se le pretende dar a los terrenos. Es uno de los que se opone junto con toda la bancada del FIT, la mayor parte del Frente para la Victoria y la Coalición Cívica. 
En IRSA aseguran que, si hubieran querido, podrían haber levantado las torres en Caballito hace 15 años pero –reconocen- el negocio principal de Elsztain es el de los shoppings.
Según le dijo Pandolfi a BigBang, el presidente de Ferro cree que hoy el 50 % de los vecinos aprueba el shopping: una parte porque considera que el barrio está muy caído, entre ellos los frentistas de la calle Avellaneda que esperan ver revalorizadas sus propiedades.
Pero sostiene que hay otro 50 % que no lo quieren porque en la zona ya existen shoppings y torres pero escasean por completo los espacios verdes. Hay algo más que preocupa en el Club: Platense tuvo problemas para jugar en Saavedra por el movimiento que genera el DOT de IRSA, rechazado además por las inundaciones que provoca en días de lluvia.



Entre los respaldos que consiguió el shopping en esta ocasión está la CAME que durante años fue parte de los grupos que más resistían el proyecto de IRSA.
Un funcionario del PRO al tanto de las negociaciones le dijo a BigBangque el proyecto se aprobará este año. El macrismo puede llegar a los 31 votos con el respaldo de SUMA +, el espacio de Graciela Ocaña o con el del legislador massista Javier Gentilini.
Pero si eso no sucede guarda un as en la manga que siempre le dio resultados: la aprobación del shopping dentro del paquete de leyes que se vota, cada año, en diciembre en la Legislatura.
En ese mercado persa en el que todos necesitan aprobar algo, Rodríguez Larreta espera encontrar los tres votos que le faltan dentro del campamento del PJ-FPV, hoy dividido en tres grupos.

LA INCOMPATIBILIDAD

Hay un dato más que ponen de relieve los detractores del shopping: la familiaridad histórica entre IRSA y el gobierno de la ciudad.
Uno de los impulsores del proyecto es Andy Freire, el ministro de Modernización porteño que fue directivo de IRSA hasta diciembre de 2015, cuando asumió en el gobierno de la ciudad.
El auditor porteño, Facundo Gaiso (de la Coalición Cívica), lo cuestionó por una conducta que viola la Ley de Ética pública y le envió en setiembre una carta para que se abstenga de intervenir en el proceso, algo que ya hizo durante todo este tiempo. De Freire depende la Agencia de Bienes, el nuevo organismo encargado de vender terrenos fiscales.


Freire no es el único nexo entre IRSA y el gobierno porteño.
Hay otro, casi familiar, Augusto Rodríguez Larreta, el hermano del actual alcalde que fue durante años Gerente de Relaciones Institucionales del Grupo Elsztain hasta que pasó a formar parte de los equipos técnicos de la campaña del macrismo.

por
Diego Genoud