jueves, 6 de agosto de 2015

LA MENTIRA QUE VIVIMOS

Colonización de la política por la economía



CENTRALIDAD DEL SORTEO EN LA DEMOCRACIA


La actual catástrofe financiera y monetaria demuestra diariamente que los peores canallas, mientras sean ricos, no tienen nada que temer de los políticos. Lo repito: cada día encontramos pruebas por todas partes de que los canallas ricos no tienen nada que temer de los políticos.


Estos son los hechos. Y hay que ser ciego para no verlo.


En primer lugar, he de señalar que los ricos y otros aristócratas lo saben desde hace mucho tiempo: ya a principios del siglo XIX, se le atribuye a Alexis de Tocqueville la siguiente afirmación: "Yo no temo al sufragio universal; la gente votará como se le diga". ¿No es increíble? Lo saben desde hace mucho, naturalmente.


Sin embargo, inocente de mí, como novato en política (pues hace sólo seis años que me enfrento a los abusos de poder) estaba atónito ante el apego visceral de mis mejores amigos -de izquierda. Declaro, a todos los efectos, que no soy fascista-; apego casi religioso, al sufragio universal, a pesar de todas las decepciones, a despecho de todas las traiciones.


El sufragio universal es como un MITO, como una vaca sagrada que se ha convertido en absolutamente intocable en virtud de un dogma indiscutible, mientras que, DE HECHO, hace posible -e incluso le da un marchamo de durabilidad- la impotencia política de la mayoría, siempre y en todas partes.


Os propongo dedicar una hora a leer sobre una idea alternativa desconocida, pero de un enorme poder: el sorteo de los servidores políticos. No soltéis la presa hasta el final: cuanto más leáis sobre ello, más libremente pensaréis, comprenderéis mejor que no habíais reflexionado lo suficiente al confiar en la elección. Estaríamos mucho mejor protegidos por unas instituciones (democráticas) organizadas en torno al sorteo que por unas instituciones (oligárquicas) basadas en la elección.



La raíz principal de nuestros problemas políticos modernos es que
llamamos democracia a su estricto contrario
La elección es aristocrática por definición: se elige al mejor (=aristos).


Y, sin embargo, los fundadores de nuestros regímenes -cuyo verdadero nombre es, de hecho, “gobierno representativo”- no tenían intención, en absoluto, de instituir una democracia; al contrario. Sieyés, en Francia, y Madison, en Estados Unidos, por diferentes razones, intentaban apartar al pueblo de las decisiones políticas y no lo ocultaban lo más mínimo (conviene leer, al respecto, el libro, breve, pero formidable, de Bernard Manin, “Principios del gobierno representativo”).


Debido a un curioso giro semántico (muy bien descrito por Pierre Rosanvallon en 1993), desde principios del siglo XIX, la palabra democracia se utilizó para designar un régimen que la despreciaba explícitamente desde su origen.


Hoy día, el hecho de llamar democracia a su estricto contrario nos encierra en una trampa intelectual que nos impide formular una alternativa seria: No logramos designar al enemigo porque éste ha tomado el nombre del amigo, EL NOMBRE del que lo destruiría. Ocupando este lugar estratégico, el enemigo nos impide apoderarnos de él.


¿Qué es, pues, una verdadera democracia?


El ejemplo de Atenas, hace 2500 años, es completamente apasionante. Para comprender la lógica de las instituciones atenienses y para percibir lo esencial de lo que le da coherencia, os propongo un esquema (hacer clic para ampliar y luego Ctrl+ruedecilla para ajustar).

ESQUEMA
Mantener a la vista el esquema mientras continuáis leyendo.


Para comprender lo que da su coherencia a la democracia ateniense, hay que recordar que los atenienses tenían como principal objetivo (en el centro (A), no olvidarlo nunca) poner fin a varios siglos de tiranía. Estaban armados y, para protegerse de los tiranos, decidieron imponer una verdadera igualdad política, siendo bien conscientes de que era imposible (e inútil) imponer una igualdad general (física, económica, social, mental, etc.); estamos hablando de igualdad POLÍTICA.


El derecho a la palabra pública y la iniciativa popular


Un primer pilar, en las instituciones de la democracia, era la isegoría (B), derecho de palabra para todos en cualquier momento y sobre cualquier asunto. Los atenienses consideraban este derecho de palabra como una medida higiénica básica que permitía a la democracia protegerse a sí misma haciendo de CADA CIUDADANO UN CENTINELA apto para denunciar eventuales derivas oligárquicas y para proteger la democracia, como si miles de pares de ojos vigilaran permanentemente que todo marche como es debido, algo parecido a los glóbulos blancos. Esta igualdad de derecho a la palabra es a la vez una consecuencia y una condición de la igualdad política. Esta igualdad es indisociable de la democracia; los atenienses la estimaban más que a cualquier otra institución. Hoy, en plena oligarquía, Internet nos ofrece (un poco) la isegoría que los políticos nos vienen robando desde hace 200 años.
La isegoría hacía posible unos ciudadanos activos (C) y, a la inversa, los ciudadanos activos daban vida a la isegoría. Los dos se apoyan mutuamente, van unidos.


Ciudadanos armados


No debemos olvidar que los ciudadanos atenienses estaban armados (D). Con esto está dicho todo salvo un detalle: en 1791, en el momento de crear las instituciones protectoras contra los abusos de poder, de levantar murallas sólidas contra la tiranía, robespierre escribió un importante Discurso sobre los Guardias Nacionales, explicando que era una locura desarmar al pueblo dejando subsistir en su seno un cuerpo armado. Para él, era un camino garantizado hacia la tiranía. Aparentemente, en efecto, es el punto en que nos encontramos. Podemos señalar que los suizos están todos armados y que su servicio militar dura toda la vida.


Amateurismo político y rotación de los cargos; así, pues, elección por sorteo


Para alcanzar este objetivo central de igualdad política, tras constatar que el poder corrompe y, deduciendo lógicamente que hay que evitar dar tiempo a que el poder corrompa  a los actores, los atenienses establecieron que se debía garantizar plenamente, DE FORMA ABSOLUTAMENTE PRIORITARIA, EL AMATEURISMO POLÍTICO (E), y, por tanto, LA ROTACIÓN DE LOS CARGOS (F) gracias a los MANDATOS CORTOS Y NO RENOVABLES (H).


NOTA: Todo esto es muy lógico. No se puede suprimir una institución sin correr el riesgo de crear una incoherencia. EL ÚNICO MEDIO para designar la los representantes haciendo girar rápidamente los cargos (mandatos cortos y no renovables) ERA EL SORTEO (G), igualitario e incorruptible. En efecto; lo que conduce a una elección conduce mecánicamente, tarde o temprano, a una reelección (y, por tanto, a una estabilización del personal político). La elección conduce progresiva e indefectiblemente a la formación de una corporación de políticos profesionales radicalmente contradictoria con el objetivo central de la igualdad política real.


ASÍ, PUES, si reemplazamos el sorteo por la elección en este esquema, echamos todo por tierra, perdemos la democracia. Es preciso comprender la coherencia del conjunto y el aspecto decisivo del procedimiento del sorteo en relación con los objetivos fundamentales de la Polis y en relación con las demás instituciones (que apuntan todas a los mismos objetivos).

No tenemos elección: NO HAY DEMOCRACIA SIN SORTEO


DESINCRONIOZACIÓN del poder político y del poder económico


Es muy importante,realmente muy importante, observar un efecto fundamental del sorteo que consiste en la DESINCRONIZACIÓN ENTRE EL PODER ECONÓMICO Y EL PODER POLÍTICO (I).


Los ricos a veces estaban privados de todo poder político porque ni siquiera eran ciudadanos (llamaban “metecos” a los extranjeros, a menudo ricos y acogidos por su riqueza, que se dedicaban a sus negocios y vivían confortablemente sin apenas ser molestados, aparentemente, por su impotencia política), mientras que LA MAYORÍA DE LOS CIUDADANOS (RICOS, POR ELLO, POLÍTICAMENTE) ERAN POBRES (ECONÓMICAMENTE).


Dicho de otra manera, y creo que es algo fundamental, DURANTE 200 AÑOS DE EXPERIENCIA DE SORTEO, LOS RICOS NUNCA GOBERNARON Y SIEMPRE LO HICIERON LOS POBRES.

No debería ser indiferente para los militantes de izquierda, hoy, el constatar que , POR EL CONTRARIO, 200 AÑOS DE EXPERIENCIA DE ELECCIÓN HAN PERMITIDO QUE LOS RICOS GOBIERNEN SIEMPRE Y LOS POBRES NUNCA. (J)


Es interesante buscar y entender la causa de las causas de estos hechos.

La diferencia fundamental es que la elección reposa sobre la CONFIANZA en nuestra VOLUNTAD individual (como tal no se la podía engañar), mientras que el sorteo cultiva la DESCONFIANZA para, en cierto modo, protegernos contra nuestra VOLUNTAD colectiva (siempre amenazada de ENGAÑO).


UN MÓVIL DEL CRIMEN (de engaño), ausente a escala individual, pero que aparece siempre a escala colectiva.


¿Por qué creemos todos que lo que deseamos dará mejores resultados que el azar? Porque generalizamos de forma colectiva lo que observamos de forma individual. Cuando soy el único en querer, constato cada día que mejoro mi suerte por mi voluntad; lógicamente, deduzco de ello que colectivamente las cosas irán igual. PERO lo que no veo en esta inferencia errónea es que, a nivel individual, a falta de móvil, nadie viene a engañar a mi voluntad (nadie está interesado en ello), mientras que, a nivel colectivo, aparecen móviles poderosos, motivaciones particulares irresistibles, contrarios al interés general, que impulsan a ciertos actores a falsear la voluntad general, a engañar a los electores.


La impresión fuerte que todos tenemos de superioridad de la elección sobre el azar es ENGAÑOSA; esta superioridad, efectiva a nivel individual, no se verifica a nivel colectivo. A nivel colectivo, aparecen engañadores de opinión porque entonces hay UN MÓVIL, una motivación para engañar a la opinión (que no existe a nivel individual).


Podría decirse que, por la preferencia por la elección, los humanos damos frueba de pretensión (si elijo yo, es mejor) mientras que la elección destruye el equilibrio que surge naturalmente del azar: por todas partes, en la naturaleza, el azar juega un gran papel, al mismo tiempo en la supervivencia de una especie u en su no proliferación tóxica.


Volvamos a nuestros 400 años de experiencia política de los dos procedimientos y tratemos de buscar la causa de las causas. POR DEFINICIÓN (y por eso pasa así, siempre y en todas partes de la misma manera), EL RICO TIENE LOS MEDIOS PARA AYUDAR a un candidato a ser elegido (es inútil desarrollarlo, por evidente), incluso si este candidato es poco virtuoso en relación al interés general.


Así, pues, por definición, el económicamente rico puede hacerse indispensable para que otro devenga políticamente rico (elegido) y, por tanto, para exigir a continuación una política pública conforme a sus intereses privados. Y lo hace porque tiene interés en ello.


La elección es LA CAUSA que permite a los negociantes colonizar la Polis.


Somos muchos los que nos quejamos de la colonización de nuestro imaginario por los negociantes (es decir, in fine, por los banqueros, los negociantes que siempre se enriquecen más). Progresivamente, los negociantes llegan a hacernos creer esa patraña de que todo lo que tiene un precio tiene valor y que todo lo que no tiene precio no tiene valor, mientras que, por el contrario, todo lo que cuenta de verdad (el amor, el sosiego, la felicidad, la paz, el ardor, la plenitud, la alegría, el honor, …) no tiene precio y aquello que lo tiene a menudo tiene poco o ningún valor verdadero.


Pero el núcleo cardial de esta colonización de nuestro imaginario y de nuestras instituciones por los negociantes es la elección, pues la elección permite a los ricos ayudar al elegido a serlo y, así, hacer al elegido DEPENDIENTE del rico, ENDEUDADO por así decir.

En cierto modo, LA ELECCIÓN permite generalizar al mundo político los modos en que opera la SERVIDUMBRE POR DEUDAS, establecida por los prestamistas para hacer trabajar a los demás en su lugar.


Por el mecanismo de la elección, los negociantes ponen a sus vicarios un poco por todas partes en el cuerpo social en posición de influir a su favor en las elecciones públicas.


Pero EL ESLABÓN DÉBIL de esta colonización de la política por la economía ES LA ELECCIÓN.


Y este talón de Aquiles de los ricos está al alcance de los pobres, pero a condición de que los pobres dejen de estar tan orgullosos, creyendo estúpidamente (y a despecho de todos los hechos que lo contradicen) que su voluntad colectiva (sin embargo, fácil de engañar) es mejor que el azar (sin embargo, incorruptible) en la designación de los servidores  políticos de la Polis.


Sería fácil y sensato reemplazar la elección por el azar, árbitro habitual del juego en la naturaleza), y -por experiencia- respetuoso de los equilibrios y de la supervivencia de todos.
Por pretensión, olvidamos que EL AZAR HACE BIEN LAS COSAS: el azar es una probabilidad que no está sujeta a nuestra voluntad, (frágil ante las patrañas y fácil de engañar); EL AZAR ES INCORRUPTIBLE.


La elección, idealismo que supone la confianza (antes de abandonar la idea de gobernar), frente al sorteo, realismo que supone la desconfianza (antes de organizarse para gobernar)


Es necesario comprender una paradoja (o un contrasentido): contrariamente a las apariencias, la elección descansa sobre la confianza, mientras que el sorteo reposa sobre la desconfianza. La elección se funda sobre un ideal (en mi opinión completamente inasequible y rayano a la estafa) según el cual un elegido sería virtuoso por el solo hecho de ser elegido y lo seguiría siendo indefinidamente gracias a la misma elección (que se considera que también permite una sanción por no reelección), ya que se supone que el pueblo es apto para elegir bien a sus amos... lo que es extravagante, un verdadero mito, completamente irrealista.


Mientras que, por el contrario, los atenienses, muy pragmáticos, se conocían muy bien a sí mismos, desconfiaban los unos de los otros y levantaron unas instituciones que tenían en cuenta la realidad de sus imperfecciones y se basaban en la desconfianza, en unos controles permanentes de los magistrados que no eran amos de nadie; unas instituciones que suponían la puesta en escena de los conflictos, sobre la argumentación contradictoria, con ocasión de los debates públicos, en los que no podía tomarse ninguna decisión sin que todos se vieran obligados a escuchar y refutar públicamente los argumentos de los peores adversarios.


La elección es un abandono político, una renuncia, un gesto de confianza antes de consentir a obedecer durante varios años; es una organización política que sólo deja a los hombres el derecho de elegir unos amos.


Mientras que el sorteo es el corazón de una organización política que materializa una voluntad de todos los hombres de conservar el poder político y de nombrar únicamente a unos ejecutantes serviles en representación suya.


No hay que olvidar que, en democracia, no son los elegidos por sorteo los que tienen el poder (se les llamaba “magistrados”), es la Asamblea del pueblo la que ejerce la plenitud del poder político. Los elegidos por sorteo sólo sirven para ejecutar las tareas que la asamblea no puede asumir por sí misma: por ejemplo, la preparación y la publicación del orden del día, la ejecución de las decisiones de la Asamblea, la organización material del sorteo, de la rendición de cuentas, etc,


OBJECIONES y REFUTACIÓN DE LAS OBJECIONES :


En esta segunda parte, propongo recapitular las objeciones formuladas con más frecuencia al procedimiento del sorteo en política, así como las refutaciones posibles a esas objeciones. A día de hoy, no conozco ninguna objeción irrebatible.


1. CON EL SORTEO PODRÍAMOS PONER AL MANDO A GENTE ESPANTOSA


Sin duda, la primera objeción al sorteo se refiere, con frecuencia, al temor de que salgan del sorteo personajes indeseables o incluso peligrosos.


En primer lugar, no se trata de poner a alguien “a los mandos”: en democracia, no son los representantes los que deciden, es el propio pueblo reunido en asamblea.


Pero, también y sobre todo, los atenienses, igual que nosotros, tenían mucho miedo a que salieran elegidos incapaces, deshonestos, estúpidos, sinvergüenzas, … Y, sin embargo, llamo vuestra atención sobre el hecho de que, a pesar de este miedo, practicaron el sorteo durante doscientos años con éxito. Podemos pensar, por tanto, que habían encontrado instituciones complementarias capaces de apaciguar esos temores.


Efectivamente, entre las instituciones atenienses encontramos toda una serie de ellas, de carácter protector, que servían para “cercar el sistema” e impedir los abusos de poder (ver la parte inferior derecha del esquema (K)):


Las seis instituciones complementarias que protegen las debilidades del azar


Antes del mandato, el voluntariado (L), en primer lugar, permitía una forma de autocensura, ya que los que no se consideraban a sí mismos capaces se excluían ellos mismos. Este punto, en mi opinión, hoy día es discutible: sería bueno incitar a todo el mundo a participar (incluidas, sobre todo, las personas justas que no se preocupan de gobernar, Alain dixit) con la posibilidad de rehusar, naturalmente.


En segundo lugar, la docimasia (M), una especie de examen de aptitud (pero no de competencias, ya que la igualdad política era el principio rector) que permitía eliminar a los bandidos y a los locos, era otra barrera contra los indeseables antes del mandato.


Y, finalmente, el ostracismo (N) (importante institución que, en su época no tenía connotación peyorativa, al contrario) permitía inhabilitar (temporalmente) a un ciudadano considerado como peligroso (sin matarlo, sin arruinarlo ni siquiera deshonrarlo): cada ciudadano podía grabar el nombre de un personaje considerado peligroso sobre un ostracon (fragmento de cerámica), y el más citado era alejado de la vida política durante diez años.


Durante el mandato, los sorteados eran revocables (O) en todo momento por un voto de la Asamblea.


Al final del mandato, los sorteados debían rendir cuentas (P) y esta rendición de cuentas era seguida de recompensas (honoríficas) o de sanciones eventualmente severas. Montesquieu subrayaba al respecto que la combinación de riesgo de sanciones y voluntariado permitía filtrar eficazmente a los ciudadanos designados y hacía el sorteo interesante para el bien común. Gracias al riesgo de sanciones, había menos voluntarios fantoches o peligrosos.


Después del mandato, incluso, dos procedimientos de acusación pública ex post (Q) permitían encausar a posteriori a actores eventualmente culpables: el graphe para nomon y la Eisangelia, uno para reexaminar una decisión de la Asamblea (y eventualmente castigar a un ciudadano que hubiera inducido con sus argumentos a la asamblea a adoptar un proyecto que resultara perjudicial), el otro para permitir acusar a un magistrado.


Todo esto es infinitamente más protector que un sistema de instituciones basado en la elección que simula que puede contar con la virtud de algunos actores mejores que otros.


El sorteo se halla en el centro de unas instituciones que asumen los conflictos y las imperfecciones individuales apoyándose sobre la desconfianza y previendo controles en todas las etapas.

No olvidar que
el sorteo no designa jefes, sino servidores.


2. EL SORTEO SE ADAPTABA A LAS CIUDADES PEQUEÑAS,
PERO NO SE ADAPTARÍA A NUESTRAS GRANDES SOCIEDADES MODERNAS
A menudo oiréis denunciar el disparate que supondría proyectar reglas de una pequeña ciudad de 30.000 ciudadanos sobre un estado de 40 millones de electores.


Desde este punto de vista, contrariamente a las ideas recibidas, un sistema basado en la elección no puede funcionar más que a pequeña escala, ya que supone que los gobernados CONOCEN a la vez a los gobiernos y sus acciones (lo que es literalmente imposible a gran escala: ¿quién puede saber lo que hacen todos los días nuestros políticos a nivel europeo?). Por el contrario, un sistema basado en el sorteo está mucho mejor adaptado a estados de gran tamaño, ya que lleva consigo CONTROLES PERMANENTES EN TODAS LOS PLANOS POLÍTICOS.


Lo esencial en democracia es que cada ciudadano guarde la iniciativa. La palabra iniciativa es fundamental y está correlacionado con la isegoría. Es una herramienta poderosa contra toda deriva oligárquica.


Así, sobre el modelo de la federación -magníficamente defendido por Proudhon, al que todos deberíamos releer y actualizar-, la democracia local podría coordinarse con las otras designando representantes a Asambleas regionales que, a su vez, delegarían mandatarios a la Asamblea nacional, todos esos mandatarios rindiendo cuentas y quedando bajo el control permanente de las asambleas locales, puesto que la idea rectora de las instituciones fundadas en el sorteo, realista más bien que idealista, es que la virtud no es natural y que sólo unos controles permanentes -por buenas instituciones- impulsan a los actores a la virtud y garantizan a todos los ciudadanos contra los abusos de poder.


3. CON EL SORTEO, DESIGNARÍAMOS A UNOS INCOMPETENTES.


Otra objeción corriente: el mundo es cada vez más complejo y los designados por sorteo no serían tan COMPETENTES como los elegidos.


¿Porque os parece que, por todo el mundo y a través de la historia de los hechos, los elegidos son “competentes”?


¿Es una broma?


¿Sabéis cuantas bombas atómicas han hecho explotar en la atmósfera, al aire libre o bajo el agua, los sedicentes elegidos competentes, desde 1945? Más de 2000. En vez de competencia, locura furiosa, sí. ¿Y cuántas guerras? ¿Y cuántos miles de billones de dólares despilfarrados en ejércitos superequipados -que se neutralizan mutuamente- mientras miles de millones de hombres se mueren de hambre? ¿Y cuántos escándalos de corrupción probada? ¿Y cuántos casos de colusión abjecta con los ricos que han permitido elegir a los elegidos? ¿Y cuántas traiciones al bien común?


Un abogado, un hombre de negocios o un profesor que acaba de ser elegido es completamente incompetente en el dominio nuclear o climático o médico u otro y su trabajo con los informes es lo que le va a hacer competente. Otro tanto podríamos decir de cualquier voluntario designado por sorteo que se va a volver competente trabajando en sus informes. Las experiencias muy numerosas de asambleas elegidas por sorteo sobre asuntos técnicos complejos muestran una extraordinaria competencia colectiva y un formidable desinterés en relación con los lobbys. La honestidad y la ausencia de conflicto de intereses son características mucho más importantes para el bien común que la (pretendida) competencia, ya que un realismo elemental conduce a constatar que ningún ser humano puede pretender dominar a priori un saber enciclopédico.


4. CON EL SORTEO, ESTARÍAMOS CAMBIANDO DE OPINIÓN CONSTANTEMENTE.


Otra objeción corriente contra el sorteo es que la rotación de los cargos impediría mantener una línea política coherente en el tiempo: unos magistrados con mandatos cortos y no renovables serían incapaces de perseguir estrategias coherentes a largo plazo. Pero, una vez más, es hacer como si los designados por sorteo tuviesen el mismo poder que los elegidos modernos, lo que no es el caso en absoluto. En un sistema organizado en torno al sorteo, es la asamblea la que tiene el poder, y esta asamblea es completamente estable. Los atenienses no tenían ningún problema en este aspecto, al menos ninguno más grave que las incoherencias ligadas a las elecciones contradictorias, también posibles, evidentemente.


5. EL RÉGIMEN ATENIENSE ERA ESCLAVISTA, FALÓCRATA Y XENÓFOBO.


Otra objeción frecuente: se nos recuerda amablemente, como si no lo supéramos, que  los atenienses eran esclavistas, falócratas y xenófobos.


Efectivamente, en esa época, las mujeres no formaban parte del pueblo y los esclavos y los extranjeros tampoco. Pero juzgar esos hechos antiguos con los valores de hoy es un anacronismo, una injusticia, un absurdo; es tan estúpido como reprochar a los atenienses que no volaran en avión (la imagen es de Jaqueline de Romilly).


Cuando uno se interesa por las instituciones atenienses, no está defendiendo el esclavismo ni la misoginia ni la xenofobia, evidentemente. Simplemente se usa el sentido del discernimiento, separando el grano de la paja sin caer en un tonto maniqueísmo: la democracia NO funciona gracias al esclavismo NI gracias a la falocracia NI gracias a la xenofobia.


Dicho de otra manera, desembarazadas de estos caracteres infamantes, las instituciones atenienses habrían producido los mismos resultados benéficos en términos de igualdad política y de protección contra los oligarcas.


Dicho de otra manera, esta objeción deshonesta consiste en destacar (exagerar la importancia) de caracteres sin ninguna relación con el asunto central de la democracia: Cómo organizar la Polis para que ningún cuerpo oprima a los demás. No hay que dejarse distraer ni desviar de lo esencial, y ver cómo el pueblo de la época, definido como podía serlo en la época, CON SUS RICOS Y SUS POBRES (ESTO ES ESENCIAL), ver cómo este pueblo se protegió contra los oligarcas, contra la tendencia de los ricos a cogerlo todo para ellos, siempre más. Como dice Castoriadis, Atenas no es un modelo sino un germen.


Sin duda, puede decirse, en cierto modo, que el esclavismo y el trabajo de las mujeres en la casa liberaban tiempo para los hombres y, de esa manera, les permitían ir a la Asamblea, lo que es cierto. Pero, la situación actual del mundo moderno, con máquinas movidas por el petróleo que hacen por nosotros mucho más trabajo que los esclavos antiguos, esta presencia de esclavos de hierro en lugar de esclavos de carne permite imaginar que hoy podríamos muy bien liberar tiempo para que todos los humanos pudiesen ejercer una actividad política.


Se trata pues de un juicio equivocado, casi siempre promovido por gente (elegidos y/o ricos) que tienen un interés personal en desacreditar la democracia (puesto que el sorteo dejaría en el paro a los elegidos y privaría a los ricos de sus preciosas correas de transmisión políticas).


Por una amalgama calumniosa, los elegidos (y sus padrinos) intentan inducirnos a arrojar un hermoso bebé democrático junto con el agua sucia de su baño esclavista de una época pasada.


6. ¿PERO, LOS ATENIENSES UTILIZABAN TAMBIÉN LA ELECCIÓN, NO?


A veces se oye objetar que los atenienses también utilizaban la elección. Es cierto, pero marginalmente: se prefería la elección solamente en el caso en que era necesaria una competencia, es decir, esencialmente en materias militares y financieras. Así, los jefes del ejército y los contables públicos eran elegidos, pero ahí acababa todo. en Atenas, el sorteo de los representantes políticos fue, aunque parezca imposible, la regla general durante doscientos años.


Podríamos muy bien, en nuestro caso, combinar los dos, en función de nuestros objetivos. Sin embargo, no corresponde a los elegidos decidirlo, pues, evidentemente, van a hacer trampa y a preferir siempre la elección en su propio interés, contra el interés general.


7. SI LA DEMOCRACIA DESAPARECIÓ Y NO HA VUELTO A REAPARECER, ES BUENA PRUEBA DE QUE EL SISTEMA ERA MALO.


Otra objeción contra el sorteo y la democracia: si la democracia desapareció y no ha vuelto a reaparecer, es buena prueba de que el sistema era malo.


En absoluto. La democracia desapareció a causa de una guerra perdida. Es decir, una causa contingente, no necesaria, accidental, y no a causa de vicios propios.


Y los ladrones de poder que siguieron aprendieron bien la lección. El sorteo de los representantes da mecánicamente el poder a la mayoría en lugar de dejar gobernar a los ricos. Este procedimiento aleatorio, equitativo e incorruptible, inmediatamente fue desacreditado de forma metódica por todos los notables y privilegiados a través de los siglos, pero por razones que no tienen, evidentemente, nada que ver con el interés general, y sin ningún debate público sobre la opción estratégica para la sociedad: elección o sorteo.


8. ¿Y SI YO QUIERO ELEGIR A MIS REPRESENTANTES?


Algunos objetan con vehemencia que tienen todo el derecho a elegir a sus representantes, una parte preciosa de su soberanía de la que se les priva con el sorteo y que nadie se la quitará sin luchar con uñas y dientes.


A mi juicio, estos gritos vienen a menudo de personas más bien favorecidas que no tienen nada que temer de la elección, ya que son precisamente aquellos a quienes los políticos nunca molestan.


No estoy seguro de que sea útil intentar convencerlos, pues es posible que los anime un interés personal contrario al interés general, en cuyo caso la discusión es un simulacro y no lleva a ninguna parte.


Por el contrario, entre las personas desfavorecidas, este argumento es realmente sorprendente. Tras doscientos años de traiciones repetidas, de promesas incumplidas continuar aferrándose a algo que es -de hecho- una pura mentira, es volver al pensamiento mágico, como ciertas creencias conducen a proteger a una vaca sagrada.


¿Se puede argumentar contra una creencia? Quizá. Estoy pensando, por ejemplo, en una vía intermedia (¿transitoria?): una asamblea que combinaría las dos formas, una parte elegida (para los que quieran elegir) y otra parte sorteada (para los que han comprendido que la elección es mentirosa). El resultado sería ya mucho mejor para el interés general que una elección al cien por cien.


También podría proponerse elegir el procedimiento por referéndum. Por ejemplo, después de un debate público honesto, abierto a todas las opiniones disidentes, se propondría la pregunta al pueblo: ¿desea usted que la próxima Asamblea constituyente sea 1) íntegramente escogida por sorteo, 2) íntegramente elegida, 3) una mitad escogida por sorteo y otra mitad elegida, 4) constituida por todos los ciudadanos voluntarios?


Pero hoy día, sin duda,
AL PRIVARNOS DE LA INICIATIVA (tanto de los candidatos como de las preguntas), EL SUFRAGIO UNIVERSAL NOS PRESENTA SÓLO
FALSAS OPCIONES


9. LOS ESCOGIDOS POR SORTEO SON IGUAL DE MANIPULABLES Y CORRUPTIBLES, INCLUSO MÁS, PUES SON POLÍTICOS PRINCIPIANTES Y, POR TANTO, INGENUOS.


A veces, se objeta también que nada protege a los escogidos por sorteo contra las manipulaciones ni contra la corrupción; se subraya, incluso, que unos eternos principiantes estarán particularmente expuestos a las influencias de los funcionarios, ellos, sí, inamovibles.


En primer lugar, una vez más, se presupone que los escogidos por sorteo tienen el poder, cuando no es el caso. Para corromper o manipular la voluntad común, habría que corromper a toda la Asamblea popular, ya que, en democracia, es ella quien conserva el poder. Y los procedimientos de acusación a posteriori, como el Graphe para nomon, permiten, precisamente, castigar a un hábil orador que hubiera logrado embaucar a la asamblea y conducirla a votar decisiones equivocadas.


Por otra parte, En lo que respecta a los escogidos por sorteo, no es cierto que sea tan sencillo corromper a un aficionado como a un profesional. La corrupción y la manipulación llevan tiempo. Y, mientras tanto, basta un incorruptible en una asamblea para hacer sonar la alarma y alertar a todos los ciudadanos de las eventuales intrigas.


Por último, aunque imperfecto, el sorteo sigue siendo mejor para el interés general que la elección en muchos aspectos. El hecho de que el sorteo sea (evidentemente) imperfecto no es suficiente para renunciar a él.


10. LA DEMOCRACIA ATENIENSE NO RESPETABA LOS DERECHOS FUNDAMENTALES Y PRACTICABA, POR EJEMPLO, LA PENA DE MUERTE


A veces se oye decir que un régimen capaz de condenar a Sócrates a morir no puede ser un buen régimen.


Van mal encaminados quienes creen en la buena fe de este argumento. La muerte de Sócrates fue un error, un drama, sin duda, pero no se puede juzgar un régimen que duró siglos por un detalle microscópico, un suceso, sin duda destacado de forma poco honesta.


Si los que sacan a relucir la muerte de Sócrates son consecuentes, ¿estarán dispuestos a colocar también en la balanza los cientos de millones de muertos y de torturados en el haber de los elegidos desde hace doscientos años?


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Con más razón, se oye decir que la democracia no respetaba los derechos humanos.


Es totalmente cierto, pero reprochárselo es, ante todo un verdadero anacronismo: es profundamente injusto reprochar a un pueblo de hace dos mil quinientos años no haber respetado nuestros valores actuales.


Además, hacer de ello un escollo innegociable es una exageración, pues nada nos impediría, hoy, mejorar el sistema en el sentido respetar esos derechos fundamentales.


Evidentemente, no hay ningún motivo para echar el proyecto entero por la borda.


11. DEMOCRACIA, DEMOCRACIA, … BASTA YA DE DARNOS LA LATA CON LAS REFERENCIAS GRIEGAS. OCCIDENTE NO ES LO ÚNICO EN EL MUNDO.


Algunos interlocutores objetan que la referencia insistente a la democracia en los países desarrollados raya en la obsesión religiosa y se olvida de muchas otras experiencias políticas ricas y antiguas, en Egipto y China, especialmente.


Es cierto que, para los que se contentan con las apariencias y aceptan llamar democracia a su estricto contrario, la comparación con la religión es interesante.


Pero, en cambio, hablar de religión no es adecuado para quienes intentan comprender -y no temen mejorar- una verdadera democracia. Éstos llevan a cabo una búsqueda para proteger eficazmente a todo el mundo de los abusos de poder, más allá de los mitos, precisamente. Naturalmente, esta búsqueda sigue abierta a todas las sugerencias útiles.


En cuanto a las otras historias de las que echar mano para pensar la Polis hoy en día, me quedo, de momento, con la experiencia china, en cuanto a la importancia que daban a los CONCURSOS para el acceso a los cargos públicos. Este procedimiento permite (teóricamente) acceder a una meritocracia auténtica (donde los aristócratas ponen a prueba constantemente que son, claro está, los mejores, sin ningún privilegio, de nacimiento u otro cualquiera). Sin duda, hay otras ideas útiles en la historia china; hablemos de ellas, si quieren, ¿por qué no?


También se evocan, a veces, los atractivos de la experiencia egipcia, mucho más antigua que la griega. Pero, de momento, he de decir que las aportaciones egipcias a la ciencia política que permitirían resistir hoy a los abusos de poder son para mí desconocidas. Naturalmente, estoy abierto a cualquier sugerencia creíble.


Por ahora, observo (y señalo) el germen político demostrado (y probado) en Atenas porque me parece lógico, robusto y perfectamente adaptado para salir por fin de la mayoría de nuestros atolladeros sociales, A CONDICIÓN DE DEJAR DE CONFIAR EN LOS PARTIDOS LA ESCRITURA DE NUESTRAS CONSTITUCIONES (ya que preferirán siempre la elección, naturalmente, conducidos por su interés personal).


12. ¿TAMBIÉN USTED TIENE OBJECIONES O TEMORES QUE FORMULAR?


Hágalo aquí y aprovechemos para hablar de ellas.


Finalmente, para evaluar y COMPARAR elección y sorteo, ¿QUÉ DICEN LOS HECHOS?


Advertencia importante: a la hora de sacar conclusiones, es, sobre todo, el estudio de los hechos, lo que permite dudar de la pertinencia de los mitos repetidos hoy con machaconería. Sin duda, la vaca sagrada del sufragio universal no mantiene sus promesas. NUNCA.


La elección da el poder a los ricos, el sorteo da el poder a los pobres.
¿Durante cuánto tiempo seguirán los pobres defendiendo la elección?


Disponemos de doscientos años de experiencia y de resultados fehacientes para cada uno de los dos procedimientos: el sorteo fue probado durante doscientos años, del siglo V al IV a C, y la elección ha sido probada durante otros doscientos años, más o menos; desde finales del siglo XVIII.


¿Cuáles son los hechos interesantes que destacan de estas dos experiencias de larga duración? Pues bien, durante doscientos años de sorteo diario, los ricos no gobernaron nunca, demasiado pocos para ser mayoritarios, y LOS POBRES, SIEMPRE.


Por el contrario, durante doscientos años de elección, los ricos han gobernado siempre, a pesar de su escaso número, y LOS POBRES, NUNCA.


No es sorprendente que el sufragio universal sea defendido obstinadamente por todos los MEDEF, GOLDMAN SACHS, UPM, PS y otros MONSANTO del mundo.


Sin embargo, me parece muy sorprendente que TODOS los militantes de izquierda, humanistas, socialistas, comunistas, anarquistas, ecologistas, todos ellos preocupados por el progreso social real, sostengan también el sufragio universal como quien defiende una vaca sagrada, mientras todo indica que este mito es falso, una verdadera estafa política.


Para mí, es incomprensible. En cuanto a los elegidos (y a sus amos ricos), yo los comprendo: esta gente aborrece naturalmente una idea que les arrebataría su poder, de acuerdo. Pero, en cuanto a los que no lo son, el apego a la elección y el rechazo del sorteo, negándose a aceptar unos hechos patentes durante cuatrocientos años, es auténticamente incomprensible.


Por definición, la elección es aristocrática y conduce mecánicamente a la oligarquía, y los hechos confirman el análisis teórico: siempre y en todas partes, LA ELECCIÓN PERMITE A LOS RICOS COMPRAR EL PODER POLÍTICO como se compra un coche, y LA SALIDA LÓGICA, MECÁNICA, DE LA ELECCIÓN ES EL GOBIERNO DE LOS MÁS RICOS, ES DECIR, DE LOS BANCOS. Véase la influencia de Goldman Sachs, Morgan, Rockefeller, Rothschild y otros conglomerados sobre todos los gobiernos del mundo.


De ahí el lazo indisociable entre la elección y la creación de dinero, que es el medio supremo para los ricos de hacerse infinitamente ricos y seguirlo siendo, al tiempo que avasallan a todos los demás actores económicos, Estados incluidos, por la dependencia del dinero escaso, el dinero-deuda.


Este es otro frente de resistencia a atender de forma prioritaria.

Étienne Chouard 22 de abril de 2011 (9 de mayo de 2011)